Felipe González Márquez y Doñana: «Simbiosis o Parasitismo»

La polémica reciente con el proyecto de gasoducto bajo Doñana y precisamente la figura de Felipe González por en medio de tan sonada noticia, me ha dado mucho que pensar.

¿ Felipe González accionista de Gas Natural, la nueva amenaza de Doñana? ¡Que decepción! Él, que tantos periodos de reposo ha pasado en esa Reserva Biológica de DoñanaReserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad. Él, que precisamente (como una servidora) conoce la magia que encierra un sitio como Doñana.

Los que hemos trabajado en Doñana, aunque nos pese, debemos reconocer que a Doñana le ha venido bien ser la elegida como lugar de descanso por los distintos presidentes de nuestra nación, pero muy especialmente en la etapa del Felipe González. A Doñana no le faltaba «de ná» gracias a las donaciones. Entre ellas un camión articulado Mercedes, regalado por el canciller alemán Helmut Kohl, tras su paso por Doñana.

Palacio de Doñana

A mi, personalmente, me repateaba, allá por los años 80, que nos echaran a los «biólogos» del Palacio de Doñana, para alojar a Felipe González y a su séquito. Es mas, era tal mi mosqueo, que no pude contener mi ira cuando el helicóptero en el que viajaba Felipe González, causó destrozos a nuestro «cuatro latas» (entonces llamado el coche de los biólogos), en uno de sus aterrizajes en «el control» de Doñana. Vamos, que ni corta ni perezosa, fui cual miura, al jefe de seguridad del Presidente, a pedir (¿que digo pedir?, ¡exigir!) que se nos arreglara el coche. ¿Que cara pondría yo al oír de boca del jefe de seguridad que el helicóptero de las Fuerzas Armadas, por supuesto, no tenía seguro? Felipe González, que se encontraba a sólo unos metros y escuchó la conversación, se ofreció amablemente a abonar la factura del arreglo (entiendo que lo pagamos entre todos los Españoles…en fin…daños colaterales de las vacaciones de un presidente).

Con los años volví a coincidir con el Sr. Felipe González en la fiesta de despedida por jubilación del guarda mayor de Doñana (José Boixo). Recuerdo que me acerqué a saludar a Felipe González y le dije: «Hola, Felipe, no se si te acuerdas de mi», a lo cual él me respondió: «¿Pero como no me voy a acordar de ti, Charina?». He de reconocer que no esperaba que recordase a un mortal como yo, pero mira tu, que cosas, ¿no? Debí dejar huella.

Espero, Sr. Felipe González, que después de haber obtenido tanto de Doñana, se dé cuenta de que está usted en deuda con ella. Y que esa mediación que se le solicita para frenar esta nueva locura de gasoducto, fruto de la insaciable ambición del ser humano, sea un hecho a la mayor brevedad posible. Gracias.

¡Doñana se lo agradecerá!

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